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La tercera victoria de Berlusconi

La política italiana, si por algo se caracteriza, es por la convulsión e inestabilidad. De unas elecciones a otras, las coaliciones, sus miembros e incluso los nombres de los partidos pueden haber cambiado. De hecho, en 63 años de democracia, se han tenido 62 presidentes. El último: Silvio Berlusconi, el magnate mediático italiano, propietario de Telecinco. Es la tercera victoria de Berlusconi, líder del partido Forza Itala y también líder de la coalición de derecha, Pueblo de la Libertad.

Muchas han sido las especulaciones sobre la victoria de Berlusconi. Si me permitís, me aventuraría a dar unas pinceladas para responder a cuáles han podido ser los motivos.¿Por qué ha ganado Berlusconi las elecciones?

Cultura política y crispación

En primer lugar y sin ser ninguna novedad en la política italiana, el descontento de la población con la clase política es agudo. Es casi una característica de la cultura política italiana el considerar a la esfera política ajena, lejana y responsable de los problemas del país. Pero la crispación de los italianos no se debe tan sólo a cuestiones de cultura política; los acontecimientos que ocurrieron hace un par de meses en el Parlamento Italiano (Parlamento della Repubblica Italiana) confirmaron al pueblo aquello que ya pensaba de su clase política. Recordemos que sus parlamentarios protagonizaron una batalla campal en plena cámara. Aunque Berlusconi tampoco ha convencido y tiene la oposición encarnizada de una parte de la población, resulta para muchos la opción más viable tras el desastre del último gobierno de izquierdas de Romano Prodi. Los anteriores gobiernos de Berlusconi ganaban, al menos, en estabilidad.

La necesidad de coaliciones

En segundo lugar, el primer partido de la oposición, el Partido Democrático, ha decidido no presentarse en coalición. Desde que comenzó la I República en 1947, tras la Segunda Guerra Mundial, el sistema electoral de Italia fue muy proporcional y sin barrera electoral, con lo cual, aunque siempre gobernaran los mismos, el parlamento era demasiado colorido y la ejecución del gobierno se hacía difícil. Esta inestabilidad, junto con los casos de corrupción política, forzaron a una renovación que se llamó la II República (1993). El sistema electoral pasó de ser proporcional a ser mixto: 75 % elección uninominal mayoritaria y el 25 % proporcional (que resulta más mayoritario que otra cosa). De esta manera, se hicieron necesarias las coaliciones para poder hacerse con el poder. Mientras que Veltroni encabezaba en solitario la izquierda italiana con el PD (fusión de varios partidos como La Margarita y la DS), Berlusconi ha presentado su candidatura con la coalición de derechas Pueblo de la Libertad. De hecho, la ascensión de uno de los partidos que forma la coalición, la Liga del Norte, un partido de ultra derecha, ha sido clave para la victoria de Berlusconi.

El control mediático

En tercer lugar, no debemos olvidar que Silvio Berlusconi controla un entramado mediático que no ha dudado utilizar para sus propósitos. Según algunos politólogos, con el control que ejerce en los medios de comunicación italianos, combinada con la mediatización de las elecciones tan característica de nuestro tiempo, era difícil que Silvio Berlusconi no ganara las elecciones.

Victoria de Merkel, victoria de Sarkozy y victoria de Berlusconi. Giro de Euorpa hacia la derecha. Zapatero, de momento, la única excepción reciente entre los países de más peso de la Unión.

La investidura de Zapatero II

El titular del día: «Zapatero a Segunda Vuelta«. Sí, Zapatero sigue siendo presidente en funciones hasta que el próximo viernes se vuelva a votar y, como ya comentamos, la mayoría simple que puede conseguir su partido sea suficiente para investirlo como presidente del Gobierno español.

¿Qué supone?

Esta votación se presume como un previo a lo que se puede llegar a convertir la legislatura. Zapatero se ve forzado a entrar en consenso, mediante pactos, concesiones y diálogos (un tira y afloja en lenguaje coloquial). Deberá conseguir el apoyo necesario para todas las iniciativas que presente al Congreso y que necesiten de un apoyo de mayoría absoluta. Hasta aquí, nada nuevo a la legislatura anterior. Pero en esta ocasión el Parlamento ha mostrado una actitud mucho más hostil, una declaración de intenciones: no se lo van a poner fácil. Tendrá que saber mover sus fichas porque esta vez la partida necesita de más estrategia.

He aquí las condiciones de ERC:

¿Qué hace posible esta situación?

Como hice en el post de facebook: contraposición de conceptos y alusión a un profesor de la UAB. Siempre he admirado a aquellos que saben simplificar las cosas sin dañar la calidad del contenido. Y si alguien es capaz de hacer esto es Joaquim Colominas (virtud que me permitió aprender muchísimo de él). Una de sus «simplificaciones» era la contraposición «representatividad» frente a «eficacia». ¿A qué ser refería? A los sistemas electorales: proporcionales frente a mayoritarios.

Los sistemas electorales mayoritarios benefician a los grandes partidos y tienen como consecuencia un marcado bipartidismo. El partido vencedor en las elecciones tiene un poder bien definido y un margen de actuación mayor, mejorándose la gobernabilidad. En consecuencia, los gobiernos resultantes de un sistema electoral mayoritario son más sólidos, estables y (sin todo el peso de la palabra) eficaces. El ejemplo más claro de este sistema es el Reino Unido. El inconveniente que tiene es que, siguiendo el ejemplo de este país, más del 60% de la población no queda representada.

Los sistemas electorales proporcionales, en cambio, intentan que todas las partes de la sociedad estén representadas. Por eso, se caracteriza por la pluralidad en el parlamento. Las minorías están representadas y, en principio, no se debería tender hacia el bipartidismo. Este sistema electoral gana en representatividad pero pierde en estabilidad. El partido que gobierna se encuentra atado de pies y mano y el margen de actuación, que en el otro caso era ancho, aquí se estrecha. Es el caso español, se utiliza la Ley de Hont. Dentro de los sistemas proporcionales posibles, es el menos proporcional ya que también beneficia bastante a los partidos mayoritarios (por eso el bipartidismo cada vez más claro de nuestro país) pero aun así deja un espacio importante para las minorías que en este momento, para Zapatero, están siendo decisivas (y así será durante los siguientes cuatro años).